Durante toda la vida el hombre ha hecho uso de los materiales plásticos naturales.
Principalmente por sus buenas propiedades y a que la única transformación necesaria para hacer uso de ellos, era el conformado mecánico adecuado para obtener la forma del objeto deseado.
Pero la historia de los plásticos artificiales es relativamente reciente. Se remonta al año 1869, fecha en que John Wesley Wyatt, al intentar fabricar bolas de billar de un material sintético, descubrió el celuloide. Pero los plásticos no tuvieron una gran repercusión sobre la industria hasta que en el año 1907 el Dr. Leo Baekeland patenta el procedimiento de obtención de una resina fabricada a partir de fenol y formaldehído que, en su honor, recibió el nombre de baquelita. Su descubrimiento estimuló la búsqueda de otros plásticos.
La verdadera naturaleza de los materiales plásticos fue descubierta en 1920 por el alemán Hermann Staudinger que demostró que estaban constituidos por grandes cadenas formadas por unidades moleculares.
Entre 1929 y 1937, los estudios llevados a cabo por Wallace Hume Carothers sobre la polimerización dieron un nuevo impulso al conocimiento de los plásticos y su fabricación, se sintetizaron un gran número de ellos, entre los que cabe destacar el primer caucho sintético en 1930 y el nylon en 1937.
A partir de 1937, P. Flory consigue incluir el estudio de los polímeros como una rama de la ciencia, gracias al establecimiento de sus bases teóricas y argumentaciones científicas.
Durante las décadas de los cincuenta y sesenta la producción y el consumo de plásticos crecen desmesuradamente, siendo el momento de mayor apogeo comercial de este campo. Posteriormente el ritmo de crecimiento de la industria del plástico ya ha sido más moderado.
En definitiva, la gran mayoría de los objetos que diariamente encontramos a nuestro alrededor están fabricados entera o la mayor parte por componentes plásticos.